lunes, 6 de abril de 2009

Alfonsín II: ¿Hacia falta tanta hipocresía?











La despedida de Raúl Alfonsín, ex presidente del período 1983-1989.




Por Fabián Cabanellas (*), especial para Agencia NOVA.

Pensé bastante en escribir estas líneas, cuando los restos del difunto ex presiente Raúl Alfonsín todavía estaban siendo inhumados. Desde luego que esta no será una nota "políticamente correcta". Pero ante tanta congoja hipócrita de la mayoría de la "clase política", los medios de desinformación masiva y muchos otros sectores de la sociedad, no pude mantenerme en silencio.

El gobierno del ex presidente Alfonsín -1983/89-otrora criticado con dureza por la mayoría de la sociedad, resultaría hoy -post mortem- un decálogo de virtudes democráticas, republicanas y de justicia social. Veamos: en primer lugar hay que reconocer en Raúl Alfonsín el mérito de ser el único presidente de la UCR -después de Don Hipólito Irigoyen- elegido libremente por el voto popular, luego de una larga noche de dictaduras y proscripciones. Resaltar su protagonismo como abogado de presos políticos, su austeridad y convicciones democráticas. La decisión de llevar a los máximos responsables de la Dictadura Cívico-Militar a la Justicia (aunque una gran mayoría quedaba impune, sobre todo los responsables del vaciamiento económico, Martínez de Hoz y Cía.).

Pero a poco de andar (y no por una oposición despiadada como la prensa canalla nos quiso/ere hacer creer) sino por su propias vacilaciones y esencia ideológica social-demócrata, fue dilapidando el gran apoyo popular que en los primeros años se expresó masivamente. La primer defección (a pedido del FMI) fue echar a Bernardo Grinspun (su primer ministro de Economía), por cometer la osadía de querer cumplir la promesa de campaña de Alfonsín, en cuanto a investigar la deuda fraudulenta y pagar sólo la contraída en forma "legal".

En segundo lugar, "el estadista" se vuelve a equivocar cuando en el afán de crear el Tercer Movimiento Histórico promueve la llamada ley de reforma laboral (ley Mucci) buscando desarticular al movimiento sindical y maniatar a los trabajadores que, en su gran mayoría, se identificaban con el peronismo.

Denunció el pacto sindical-militar pero puso de ministro de Trabajo a Carlos Alderete, dirigente de Luz y Fuerza (30/03/87 - 16/09/87), luego que otro icono del "sindicalismo combativo", José Rodríguez, de SMATA, no aceptara el ofrecimiento. Pero así como fue acertada la decisión de juzgar a los militares genocidas, mantuvo con pedido de captura a varios luchadores populares como Juan Gelman; Horacio Chávez; Jorge Lovey, entre otros. Instaló la nefasta teoría de los dos demonios, al medir con la misma vara a los miles de luchadores populares que resistieron a la dictadura y los propios militares asesinos.

Luego, el campeón de los derechos humanos, calificativo que le están adjudicando, profundizó esa claudicación ante el menor apriete de los “Carapintadas” dio instrucciones para sancionar la Obediencia Debida y el Punto Final, traicionando a los miles y miles que, no perteneciendo a su partido, llenamos la Plaza de Mayo ante el peligro de perder la democracia, que tantos mártires, presos y desaparecidos nos costó conseguir.

Tampoco debemos olvidar la designación como ministro de Defensa de Roque Carranza, conspicuo Comando Civil que el 12 de Abril 1953 (junto a otros 12 radicales), en un acto de la CGT, produjo un atentado que causó seis muertos y 95 heridos. Y que, luego de su muerte, febrero del 86, fue homenajeado con el nombre de una estación del Subterráneo.

Asimismo hay que recordar la declaración del Estado de sitio por 60 días a partir del 25 de octubre de 1985, y luego el 29 de mayo del 89. En el terreno económico hay que destacar el desmesurado aumento de la deuda externa (de 43 mil a 65 mil millones de dólares) y los nefastos Plan Austral y Plan Primavera (este último significó una transferencia del 30 por ciento de los ingresos de los trabajadores a los sectores mas concentrados de la economía).

Y sólo por citar algunos de los hechos mas notorios de corrupción nombraré a Juan Carlos Delconte, titular de la Aduana durante el gobierno de Raúl Alfonsín, que fue condenado a 10 años de prisión por contrabando agravado y reiterado en 3.636 ocasiones, delitos por los que estuvo encerrado tres años y cuatro meses en Devoto. O la maniobrita con las 38 mil toneladas de pollos del Secretario de Comercio, Ricardo Mazorín, que nos costó varios cientos de millones. Y el incendio "accidental" en el > banco provincia que borró millonarios prestamos a amiguitos de la coordinadora. Ni qué hablar de la avanzada privatizadora de Rodolfo Terragno (Ferrocarril, YPF, etc.).

En lo institucional, no logramos pasar de una democracia formal (voto cada dos años y cada uno a su casa). El "Pacto de Olivos", cocinado entre gallos y medianoches, que facilitó la continuidad del proyecto desbastador del menemismo. Una reforma funcional a los intereses de ambos "lideres", donde la inmensa mayoría del arco político (salvo honrosas excepciones) ninguneó la legítima y revolucionaria reforma constitucional de 1949.

Por entonces asistimos a un "toma y daca", donde Menem buscaba su reelección y modificar (junto a los gobernadores rapiñeros) la coparticipación, de modo que las regalías por las riquezas de los recursos naturales no siguieran siendo coparticipables, y Alfonsín, pensando que el radicalismo iba a seguir indefinidamente siendo la segunda fuerza política, tranzó la creación del tercer senador por provincia. Una vez más falló el estadista, ya que al poco tiempo ese tercer senador -en muchos casos- quedaba para otra fracción del peronismo.

Termino este breve repaso por hechos de la historia con una frase dicha por quien sí fuera un gran estadista, el más grande, sin dudas, que tuvo nuestra patria: "La única verdad es la realidad". Y como uno fue contemporáneo de todo aquello, es mi deber formular un ejercicio de memoria histórica para que a las nuevas generaciones no le "vendan gato por liebre".

Don Raúl Ricardo Alfonsín, con todo respeto, que su alma descanse en paz.

(*) Dirigente de la Agrupación Peronista de Ensenada Juan José Valle.


Nota del Observador: Nos pareció interesante, dar a conocer, las opiniones de otras voces, distintas al corifeo que escuchamos durante y despues del fallecimiento del dirigente radical Raul Ricardo Alfonsín.

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