jueves, 23 de abril de 2009

Fraude Radical: los comicios del 2003, paredón y despues...





Corría el año 2003, mes de octubre, un domingo diferente para los ciudadanos argentinos: se votaba en la República. Tandil, era una fiesta. Después de una larga y cansadora gestión del Zanatellismo, nuevamente se enfrentaban en la compulsa electoral, radicales y peronistas. El ambiente se presentaba cargadito, tanto por la paridad en las encuestas previas como por "la anarquía" que presentaba el armado justicialista en la distribución de fiscales de mesa (cada sector interno se responsabilizaba de aportar una cantidad de fiscales). Con el correr de la jornada se comenzaron a ver los resultados: mesas sin fiscales o mesas con fiscales sin preparación previa para prevenir las trampas del adversario. Del otro lado, un grupo de estudiantes de franja morada y adlateres preparados para enfrentar un elección que se decidia voto por voto. El resultado de esta crónica estaba cantada: desaparecieron cientos de boletas y votos del candidato justicialista. La ineptitud de los que conducián la campaña rifó la intendencia de Tandil. Tal vez, fue afortunado el candidato perdedor; nunca quiso o nunca se animó a ponerse la camiseta y el liderazgo de la candidatura. En otras palabras: un tibio. Y como decía el precepto biblico: a los tibios los vomita Dios. No es nuestra intención profundizar el análisis de ese proceso electoral, sino traer a colación las circunstancias de esa jornada electoral para poder explicar los hechos de la pasada interna radical y los fraudes cometidos en la misma.
No nos extrañan las maniobras fraudulentas sucedidas en Tandil y en una mesa de Mar del Plata por parte de la gente del lunghismo tandilense. Está dentro de su lógica y práctica política, por lo menos desde aquel "triunfo" de un travestido radicalismo local.
Nadie puede, hoy por hoy, asegurar y probar, el uso del voto cadena, el manoteo de boletas en el recuento en el cuarto oscuro, aprovechando la ineptitud de algunos fiscales del justicialismo. Hay una charla post comicio en una importante escuela de Tandil, donde en rueda de porteros, una reconocida militante radical, se ufanaba de como eliminaba las boletas del candidato Bracciale favoreciendo a su contrincante.
Hoy, el lunghismo, está tomando de su propio veneno y en su propia casa. No fueron los adversarios peronchos-que han mostrado más conducta política y honestidad en sus acciones- sino sus propios correligionarios quienes les están haciendo morder el polvo.
Tal vez esto sirva para hacer reflexionar a los talibanes que trabajan de concejales radicales y aprenden algo de sus padres fundadores. Don Hipólito prescribía: Sin moral personal no se puede estar en la función pública. Amén

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