miércoles, 1 de abril de 2009

Raul Ricardo Alfonsín: EL PRESIDENTE DEL PAÍS DE MAFALDA



Mafalda es la expresión cultural más acabada de la Clase Media. Una protagonista caracterizada por una insoportable capacidad de indignarse y una conciencia social poco comprometida, que se limitaba a comentar lo mal que funcionaba un mundo manejado por fuerzas ajenas al mismo comentarista. Todo esto sazonado por un posibilismo bienpensante condenado a las peores decepciones. ¿Tienen algún amigo/compañero de trabajo así?


Para Mafalda los años '60 habrían sido un agradable paseo si no fuera por la guarangada que cometió Onganía al meterse con la Universidad (ser Universitario es una señal de distinción más clara que el barrio en el que se nació). La proscripción y la intervención de los sindicatos estaban dentro del límite de lo aceptable, los Bastones Largos eran intolerables.

Este personaje perfeccionado en los años '60 entró a los '70 desorientado, ya que el cordobazo le recordó la existencia de otro país. Los años de la represión ilegal fueron una época de horror para Mafalda, pero siempre visto desde afuera. Siempre como comentarista indignado, condenando en abstracto desde las líneas de su tira cómica.


Está de más decir que la carrera política del Dr. Alfonsín siguió fielmente esta elipse, y se consagró en el '83 con los votos de millones y millones de mafaldas, muchos antiperonistas y bastantes compañeros. Fue el presidente del país con el que soñaba Mafalda. Por eso se dirá que "fue un político de la Democracia", porque para Mafalda la única democracia válida fue ésta, la democracia peleada con los sindicatos y con un peronismo derrotado. Por eso es que hoy y en las próximas semanas escucharemos tantas pavadas y tantas frases vacías. Son las cosas que se escuchan cada vez que llora Mafalda.


Nosotros rescatamos a otro Alfonsín. Al Alfonsín estadista, aquél que sabía que gobernar un Estado no es lo mismo que hablar en la tele. Aquél que mandaba a la oposición "al llano"; que tomaba la palabra en la Catedral para discutir con la Iglesia y que soportó estoicamente la chiflatina propinada por la Sociedad Rural en el año '88. Un presidente que le vendía armas a Irán desafiando al consenso de Washington y que votaba en favor de Cuba en la asamblea de la OEA. El mismo que no tuvo miramientos en negar espacio televisivo a abiertos simpatizantes y cómplices de la dictadura militar como Gerardo Sofovich y Mirta Legrand. Rescatamos al Alfonsín que no le gustaría a Nelson Castro y que le genera contradicciones insalvables a Mafalda

Fuente: Anarko Peronismo.

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