Por Enrique Pereira (1) No faltarán quienes -ante el voto anti K- que un azar le posibilitó, y con ese sufragio propinar una derrota que deja en el mas tremendo ridículo a la supuesta inexpugnable fortaleza matrimonial, Cobos (a quien le restituimos momentáneamente la "C" de su apellido) haya pasado a la galería de los héroes.
Sin duda alguna que algún residuo de su formación en las -por él traicionadas alevosamente- filas de la U.C.R. lo habrán obligado a decantarse por un minuto hacia la filas de los millones de argentinos que se habían movilizado ante la prepotencia antojadiza de un gobierno que brama por izquierda y funciona por la derecha prepotente, apaledora y "delitista".
El Ingeniero Cobos, que le debe todo a la Unión Civica Radical, no trepidó en abandonarla en los tiempos de las vacas flacas, amén de poner en jaque a su provincia de Mendoza, entregándola al peronismo en su versión "K", a cambio de unos conchabos para sus amigotes, haciéndole a su Partido, a las gentes que en él habían confiao, un corte de manga, marchándose para pacer en campos con hierbas aromáticas, incapaz de marchar por el desierto, como lo hicieron muchas generaciones de radicales en distintos momentos de la Historia.
Careció en absoluto de templamza, de convicciones. Fue, como Leopoldo Melo, un "radical de la mesa tendida y la gloria barata, de las horas felices, de las horas del triunfo." Y digo con énfasis "fue", pues perdió la calidad de radical, que no se redime por un voto correcto de un minuto, que además lo pone, paradojalmente, en un situación que jamás habra soñado mientras rumiaba su deserción alevosa. Quizás supuso, como don Hortensio Quijano, que gozaria del cargo, pomposo y tranquilo, sin mayores sobresaltos. Los creyentes sostienen que "Dios no quiere cosas puercas" y lo puso al ingeniero Julio César Cleto Cotos entre la espada y la pared, en un momento crucial de la Argentina.. Y en ese instante, tal vez,, habrá lamentado haber perdido el respeto de quienes fueron sus engañados correligionarios y en el fondo de su conciencia ese residuo que mencionamos lo hizo obrar con dignidad.
Los nuevos amigos que él eligió no le perdonarán el tremebundo papelón que le propinó. No son gentes tranquilas ni cordiales.
Del Radicalismo está legítima y merecidamente expulsado. Le hizo mucho, irreparable y deliberado daño
En el pecado está la penitencia. Unos y otros desconfían de Cobos.
Está pagando el precio de la traicion y ahora la cómoda, pomposa y supuestamente tranquila vicepresidencia de la Nación se le ha convertido en un lecho de Procusto, sin que haya a mano un Teseo que lo salve. Ël es el hacedor de su situación y de su destino. Él se marchó. por conchabos suculentos, de su partido, que le dio todo, que lo exaltó a responsabilidades, evidentemente inmerecidas,
Roma no paga traidores y la Unión Cívica Radical, tampoco.
(1) Secretario de Formación Política del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical
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