En la muestra del Papa Francisco (Museo de Arte Contemporáneo-Mar del Plata Abril 2014)
jueves, 17 de julio de 2008
“DE TODA CRISIS SE SALE POR ARRIBA”
Por Jorge Rachid
La crisis, no ya del campo como la denominan los medios, sino del poder, que es lo que está en juego, desnuda entre otras muchas cosas, el rostro de los intereses involucrados en el cambio del modelo de concentración sobreviviente a la debacle del 2001.
Nadie podrá asegurar que en un lado están todos los “buenos” y del otro todos los “malos”, como si tales categorías existieran en la política. Si puedo asegurar que no todos están, donde deberían estar, en el caso que la política emerja por sobre los intereses sectoriales, es decir que en el país fuese prioridad aquello de “primero la Patria”.
En especial cuando los sectores denominados Campo, se atribuyen la responsabilidad patriótica de garantizar “nuestro estilo de vida” frente a los atropellos conferidos por un grupo de personas, que “irresponsablemente” fue votada por la ciudadanía, que como sabemos todos, no siempre vota con la cabeza sino que lo hace con el bolsillo y sus necesidades.
Le suena este tipo de frases del 55 al 76 eran comunes y no se equivoca. Más allá de los errores monumentales del Gobierno en su ejecución, los planteos de fondo, aquellos destinados a minar su base de poder, no son por las cosas que hace mal, sino por algunas que hace bien.
No justifica la confrontación, el alineamiento invertebrado y gelatinoso de sectores militantes nacionales y populares al sector denominado “Campo””, por el sólo hecho de estar enfrentados con el gobierno, cuando todos sabemos que sólo estamos frente a la punta del iceberg de intereses que intentan preservar el modelo neoliberal, estructuralmente vigente, pese a los años de derrota política, con sectores financieros y monopólicos atrincherados en su posición dominante.
Convoca a dudas el sistema de alianzas del Gobierno que no garantiza hoy, en el marco nacional la viabilidad a futuro, de una política de cambio social pleno y revolucionario, que entierre la etapa neoliberal en la construcción del nuevo modelo social solidario.
También sabemos de la consolidación de sectores que estando al calor oficial han travestido su piel para conservar el espacio en la jungla, mas allá de sus convicciones.
Si sabemos, que la constitución del Banco del Sud, la ampliación del MERCOSUR de los Pueblos, el estudio de las FFAA de Sudamérica y el afianzamiento del marco latinoamericano como eje de la política de desarrollo, la política de Derechos Humanos, inquietan a los factores de poder alineados con el hegemonismo imperial y sus políticas internacionales que pretenden trasladar sus conflictos a los países emergentes, buscando preservar para si desde las materias primas y los comodities hasta el control del agua dulce, como lo anunció el General Perón en su discurso del primero de mayo del 74, Modelo Argentino para un Proyecto Nacional.
Así se explica la presencia de la lV Flota americana en aguas latinoamericanas.
En esa situación, la crisis alimentaria mundial no es ajena a la discusión nacional.
Desde siempre los escenarios internacionales intentan fijar la agenda de las prioridades en nuestro país, influyendo en el diseño de las políticas locales, contando para ello con dirigencias funcionales al virreynato, como lo hicieron en la década pasada el Banco Mundial sobre la Salud y las Políticas Sociales hasta el FMI y los diseños financieros y monetarios a través del garrote del crédito extorsivo, que endeudó al país mas allá de lo imaginable y cuyas consecuencias aún padecemos .
Ahí están las AFJP, las ART, el corralito, la desregulación de las Obras Sociales, la provincialización de la Salud y la Educación , el desembarco de las escuelas express, las prepagas en la Seguridad Social, el desmantelamiento del Hospital Público y de la Escuela Pública, la clausura y venalidad del ferrocarril, condenando al interior a su desaparición, la privatización de la renta petrolera, caso único en el mundo y podríamos seguir la lista de las ignominias producidas en nombre de la modernidad y la globalización, condenando al pensamiento único y a la aceptación acrítica por años, al pueblo argentino.
Entender el grado de rencor acumulado alrededor del conflicto nos debería llevar a proponer nuevos escenarios de discusión y debate.
Cuando el abanico se ha abierto en la vereda opositora, en lo político desde lo conservador a sectores que expresan la necesidad de profundizar el cambio; desde lo gremial desde expresiones como la CTA hasta el barrionuevismo; en lo corporativo desde emblemáticos sectores golpistas hasta compañeros de ruta hasta ayer nomás como los pequeños productores, es porque algo se hizo mal.
No se puede ofrecer tanto regalo a la oposición que no tenía ni sombra y hoy tiene aglutinación, incluso de sectores peronistas que facturan su propio desencanto y desplazamiento.
Si la búsqueda de la razón se expresa en las necesidades de los espacios de poder, será postergada sine die la necesaria discusión sobre el modelo de país que debemos generar a futuro.
Esta discusión debe darse en función de un análisis que comprenda el marco internacional, las necesidades básicas de desarrollo humano, el modelo productivo y el modelo social solidario, la investigación y el desarrollo, la industria y el campo y las políticas agropecuarias.
Debe incluir las relaciones políticas, la Justicia, las reformas pendientes para democratizar el poder, a las organizaciones sociales, el sistema de defensa nacional, la preservación de nuestro patrimonio científico tecnológico, la legislación sobre los territorios nacionales.
Estarán presentes las fuentes de agua, las políticas medio ambientales, el nuevo sistema de salud y de educación compatibles con un país en crecimiento con Justicia Social, políticas sociales activas con inserción y dignificación, que permitan la movilidad social ascendente.
Es infinito el campo de discusión cuando la Patria está primero.
No significa esto ignorar con quienes discutimos, ni enterrar la memoria, significa no trasladar en el tiempo confrontaciones no saldadas, ni escribir épicas sobre la base de idealizaciones de otros tiempos y otros actores, que no tienen correlato histórico.
Para eso está la Justicia y en eso el Gobierno ha tenido una actitud y decisión acertada en el camino de la memoria con Justicia que es lo que cierra la historia y permite construir caminos de reconciliación nacional.
Quienes expresan hoy en las calles un odio de clases son aquellos a los cuales el ejercicio peronista del poder siempre les resultó imposible de asimilar, salvo en la etapa de la década del noventa cuando el tráfico ideológico permitió encauzar intereses comunes con los dueños históricos del poder y con un sistema de genuflexión internacional aplaudido por los colonizadores del imperio.
Cuando a Perón le propusieron a través de la Embajada de EEUU ser presentado en el norte como un estadista si claudicaba en su posición tercermundista y de compromiso con el pueblo argentino, contestó que prefería ser querido por su pueblo que saludado por extraños, dicho en términos mucho menos amables al embajador yanqui.
Cuando los medios de comunicación toman partido como en ésta confrontación, no están informando, están opinando sobre el fondo de la cuestión.
Tienen su derecho a hacerlo en cuanto no presenten sus opiniones como noticias, ni sus esperanzas como realizaciones, dominando un panorama, donde en forma maniquea determinan a los buenos y a los malos, a los blancos y a los negros, la gente de bien y la gente mal, los que tienen buenas formas y los que carecen de educación, los que pegan y los que predican, los que gritan prepotentemente y aquellos que “tranquila y pacíficamente” cortan las rutas de la Patria y desabastecen al pueblo argentino, entonando el himno nacional.
Ningún sector es propietario de la Patria, que somos todos sin excepción, siendo una confrontación impositiva un parámetro mediocre para medir nacionalismo o prepotencia de ningún tipo.
Vaya el ejemplo del trabajador que aporta un 38% directo de su salario entre jubilación 11%, obra social 3%, PAMI solidariamente 3% y el 21% directo de IVA, además del 30% por ganancias si gana mas de 3500 pesos en el excedente que puede llevar el aporte directo al 43%.
Lo que discute el sector llamado Campo es sobre renta extraordinaria que era del 35% y debería pasar ante la suba de precios internacionales a la escala del 41 al 50%, con un Estado Nacional, es decir todos los argentinos, que sostiene el valor de la divisa con 12.000 millones de pesos anuales para que las exportaciones sean rentables y subsidia el gas oil para evitar el impacto de los precios internacionales, agregando ahora luego de la protesta las medidas compensatorias a los pequeños y medianos productores.
O sea una discusión tributaria neta, como si los obreros cortasen las rutas pidiendo bajar el IVA del 21% al 15%, dado el impacto sobre su economía familiar.
Lo peor que puede pasar en el país es que la división no se produzca por ideas sino por posicionamientos dividiendo aún mas el campo popular ya fragmentado producto del 34 años de neoliberalismo.
Convocar a la Unidad Nacional desde un proyecto de país en el marco de un modelo social solidario con Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política sigue siendo estratégicamente viable para la Felicidad del Pueblo y la Grandeza de la Nación.
Es lo que intentamos muchos argentinos y muchos peronistas que mantenemos nuestras utopías abiertas y vigentes.
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