Un microcuento para leer a mitad de febrero. (ambientado en el Tandil soñado y/o sonado).
Sucedió en el antiguo solar donde hace muchos, muchos años, se asentaba el Fuerte Independencia. Una larga lucha entre david (el héroe) y los 11 villanos (el goliat con pies de barro) acontecía en la comarca de la Piedra Movediza. David con ·"la pluma" de única arma mantenía a raya a los 11 gilipollas que ladraban constantemente de las invisibles flechas que el pequeño héroe, acertadamente les infligía en las mentes cuadriculadas de los goliats. Un tema de poca monta había desencadenado la contienda: un boleto. Si ¡un boleto!. Todos querían ponerle el precio para la venta. Goliat a contramano de sus adherentes no cesaban de meter la mano en el bolsillos de los vecinos. David resistía el aumento en una lucha sin igual. Llorisquiaban, ladraban, emitían sonidos guturales por el éter tratando de herir al pequeño David. La gente se reía y lloraba a la vez. Una por las gilipolladas del llamado "cuatro de copas"-uno de los goliat de la historia-, y otra descargaba su bronca por el dolor que causaba a su escuálida economía familiar el valor del ¡boleto!.
La historia sigue- hay capítulos a estrenar- en el año de la rata. chin-chin este cuentillo llega a su fin.
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