Hace unos días leímos con asombro el decreto municipal sancionando a varios empleados municipales por realizar "reuniones políticas" en el horario de trabajo . Más allá de las normas legales que fundamenta la decisión del Intendente Comunal, surge claramente una persecución política contra un sector de trabajadores municipales que no adhieren ni a las huestes lunghista ni al Sindicato de Trabajadores Municipales. Es tan torpe la decisión que no bastaría ni siquiera comentar tal medida. Pero estamos viendo desde hace un tiempo a esta parte una tendencia de intolerancia hacia los vecinos y en este caso trabajadores que no piensan como ellos que demuestra una decadencia del régimen instaurado hace más de cuatro años en el palacio municipal.
Ya veniamos alertando al vecindario la verdadera "naturaleza política" de este sector del radicalismo que no trepida en usar cualquier método de coacción para acallar las voces republicanas sobre los peligros que conlleva seguir en este camino de intolerancia política.
Advertimos que han cerrado el libre juego de oficialismo/oposición en el HCD, impidiendo cualquier tipo de discusión franca sobre los temas fundamentales: presupuesto, aumentos de tasas y servicios públicos.
Han llegado hasta la diatriba barata de acusar sin pruebas a honorables ciudadanos que no hacen otra cosa que ejercer sus derechos constitucionales de peticionar y reclamar y proponer alternativas a las medidas impuestas por una circunstancial mayoría parlamentaria.
Mientras el Sr. Intendente se toma unas merecidas vacaciones la ciudad y sus aledaños se incendian sin que haya un plan de defensa civil para enfrentar la furia de la naturaleza. Y queremos recordar que hace ya cuatro años que están gobernando y ha sufrido la ciudad otros incendios pavorosos. No aprenden de las experiencias pasadas. Mientras tanto las flores en los paseos públicos se marchitan al son del Tandil soñado por unos pocos y para unos pocos.
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