Hoy miércoles 7 de mayo, amanece, con un sol radiante y fresco. Típico tiempo otoñal de las sierras tandilenses. Todo el mundo pendiente de la reunión con las entidades del campo. Bueno, al fin, un gesto de autoridad del gobierno nacional.¡ De las retenciones no se habla más!.
Pasemos a otro tema. Y que temita nos cuenta doña Rosa en la mañanita del miercoles. La cosa es así: Una pareja adulta ella, decide salir a cenar el viernes a la noche. Rumbean hacia un conocido restorán de un reconocido hotel de la ciudad. Hasta ahí, no pasa nada.En un cálido ambiente familiar solicitan, carta en mano, la merecida cena después de una agotadora jornada laboral. Mesas por medio, se encontraba un numeroso y bullicioso grupo de cazadores extranjeros, que por esta época, se llegan a estos pagos . Charlaban animadamente mientras cenaban con abundante bebida. Hasta acá, no pasa nada raro.
No te pongas nervioso men. Lo mejor aparece por la puerta de entrada al hotel. Un grupete de seis chicas de la noche, coloridas y un poco pasadas en peso, al igual que los señores turistas y cazadores. Ahí comenzó la fiesta. El estupor de las familias que cenaban en ese momento llegó al paroxismo ante tamaño espectaculo bochornoso por parte de cazadores y meretrices. Algunos hombres presentes se sorprendieron ante la tarifa mínima para acceder a los servicios de las chicas: 100 euros, o sea, más de quinientos morlacos de la devaluada moneda local. Las Señoras tomaron nota. Hasta se escucho decir: - Y nosotras que no cobramos ni un sope y todavía nos piden todos los chiches. Otra más enojada declamaba:- Pensar que se van a comer asados con los amigos de la peña, y quien sabe como terminan esas festicholas; acá no volvemos más.
Que día Manola, que día...nos vamos a tomar un té...
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