Reproducimos una carta enviada al Portal ABCHoy por el responsable de prensa del Senador Néstor Auza. Se hacen interesantes reflexiones respecto al "festival solidario" organizado por la municipalidad de Tandil para "juntar" útiles escolares. Hace rato que estamos en el posmodernismo; nada nos sorprende de las actitudes de los hombres. ¡ qué vachache ! Don Discepolín...el siglo XXI viene de culata...chau
Sres. directores del portal:
Como quedará reflejado al final del texto, dejo perfectamente transparentado desde qué espacio se realiza este análisis. Entiendo que además del derecho a la información, todo lector tiene, también, el derecho a saber sus condiciones de enunciación. Así, las ideas propias, no exentas de ideología o preconceptos, no sólo pueden enriquecer el debate sino que, fundamentalmente, evitan ser utilizadas como herramientas de ocultamiento, manipulación y de engaño.
Tras esta aclaración, deseo explicitar, en primer lugar, que no comparto el tratamiento dado a la noticia titulada “Auza, muy crítico con la política social de Lunghi” que tuvo como origen un parte de prensa a mi cargo y fue publicada por “abchoy”. Por distintos motivos que paso a enunciar:
-El senador Néstor Auza no hizo declaraciones acerca de la política social del actual intendente. Ni citó explícitamente tal política ni al jefe comunal.
-No afirmó: “la política social que lleva adelante el Municipio no es eficiente ni lógica”. Aunque el senador tenga marcadas y reconocidas diferencias a la hora de gestionar y planificar políticas públicas, tal generalización corre por cuenta de quien tituló de esta forma y sus ideas al respecto.
-No puso en duda la “actuación gratuita y desinteresada de destacados artistas locales”. Ya que no abordó–como dice en la nota bajo el concepto de “apuntar”- el tema del Festival Solidario realizado el pasado fin de semana.
-En cambio remarcó: “la importancia que tienen las gestiones en los espacios correspondientes y las obligaciones de los funcionarios a la hora de encontrar los caminos y las herramientas para realizarlas”.
-Y razonó que “la estrategia de pedirle dinero a los tandilenses para conseguir lo que
Hasta aquí la aclaración con respecto al comunicado de prensa.
Ahora, si me lo permiten, me gustaría -siempre haciendo uso de mi subjetividad, claro está- hacer algunos apuntes personales al respecto de la solidaridad, las responsabilidades del Gobierno y la relación entre ambas.
Entiendo que hay sustanciales diferencias entre las obligaciones de cada uno y las responsabilidades opcionales. Para un Gobierno, el local en este caso, atender las demandas sociales no puede ser una opción, una adhesión circunstancial o un acompañamiento temporario. La razón de ser del Gobierno es atender tales demandas y darles respuesta según su capacidad de gestión y administración.
En tal sentido, no le cabe jamás el adjetivo de “solidario” a su quehacer.
Tal como define el Diccionario de
La solidaridad es una opción moral de quienes no tienen la obligación –mandato mediante- de asumir esos problemas. La solidaridad, entonces, no le cabe al Gobierno. Es, por el contrario, su obligación. Como no es “solidario” el pago de los salarios de los empleadores a sus empleados, como tampoco lo es el acto de difundir información que tienen los medios de comunicación.
Los medios tienen la “obligación” y no la “opción solidaria” de dar a conocer la información en la forma más objetiva posible porque el derecho a la “información” de los ciudadanos lo condiciona. Un medio puede ser solidario cuando asume otra tarea que no le es constitutiva (hay ejemplos a la hora de ayudar al Hospital local que siempre se queda corto de presupuesto), pero nunca tiene esa opción a la hora de informar a la población. Lo mismo con el Gobierno.
En caso de entender, los gobernantes, que el sistema de distribución de riqueza no es justo, no es el pedido de donaciones la herramienta adecuada para reparar tal injusticia. El Gobierno tiene herramientas de administración pública que le posibilitan tales correcciones. Sin ir más lejos, pero no la única: los impuestos. Si el gobierno local entiende que la brecha entre los que más tienen y los que menos tienen debe ser estrechada, y halla las justificaciones técnicas y políticas para ello, puede apelar a su política tributaria para saldar su deuda con los más desfavorecidos y así adquirir los bienes que demandan. Pero si no quisiera cargar a sus ciudadanos con este peso, siempre le queda la gestión ante los organismos nacionales o provinciales que corresponden para obtener allí lo que falta aquí. Sustituir esto con una campaña de donaciones es apelar a la versión más desprolija y haragana de lo que se llama una “gestión”. Es abusar de la buena predisposición de los ciudadanos.
En cambio, la solidaridad es un valor cuando la encarnan las organizaciones de la sociedad. Cuando los artistas prestan su destreza, cuando los integrantes de las organizaciones no gubernamentales roban a su tiempo libre horas para estas misiones. Cuando un grupo de personas decide traspasar la barrera de la obligación diaria y personal y donar su esfuerzo al otro. El ciudadano puede ser solidario, el gobernante debe ser eficiente.
En el caso del Festival Solidario de
Habitualmente, se entiende que la espontaneidad y la voluntad son características de las organizaciones civiles y, en cambio, la estrategia, los recursos y la gestión pertinente son la característica de un Gobierno, pero está visto que no siempre es así. Mientras los particulares (a veces organizados en ONG’s) hacen el esfuerzo solidario para atender las demandas básicas, el Gobierno local le dedica su esfuerzo a lo suntuario, jardines granadinos en el fondo de la casa del jefe y ni un foco más para la plaza de los barrios más alejados que luchan a brazo partido con la inseguridad. La lógica de la acumulación capitalista más brutal: más para lo que más tienen, menos para los que menos tienen. Total, después se piden donaciones para cubrir el descubierto. Si el Gobierno tuvo el dinero para cumplir el sueño morisco del jefe, bien lo podría haber tenido además para adquirir guardapolvos, cuadernos y transportadores (menos costoso, por cierto). ¿Acaso a eso no se llama priorizar? Acaso cada ciudadano no prioriza sus necesidad a partir de sus ingresos. Cuando el Gobierno pide donaciones, qué le queda a la sociedad civil.
Cuando el Gobierno pide donaciones para dar guardapolvos a los niños, los monumentos y jarrones recién pintados y relucientes de las plazas céntricas (doblemente iluminadas) se ponen más colorados que nunca.
Juan Perone
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