Desde el Parque Independencia, donde tiene su escritorio y mirador, este Observador, les desea a todos nuestros lectores un fraternal saludo. Se hace extensiva también a los contreras que nos leen asiduamente y braman en sordida la bronca, de quien no quiere escuchar ni leer algunas de las verdades-relativas- que este humilde ciudadano originario de las Sierras más viejas del planeta, suele escribir; algunas veces con suerte y otras más o menos...
A todos un fraternal saludo-con buena leche- y esperanzado que nos esperan los mejores años para vivir en esta hermosa ciudad de Tandil. No lloramos ni vivimos lamentandonos de los avatares de la sociedad argentina. Miramos el futuro con alegría y optimismo. Un gran maestro, don Arturo Jauretche, nos enseño que nunca debemos perder la alegría. Nuestra gente necesita y ejercita la alegría. No somos amargados ni acartonados; tratamos de vivir como somos, no aparentando lo que no somos. Amigos y amigos que hoy no pensamos igual, un saludo desde este fresco y nublado día de la llanura bonaerense.
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