Por Alberto Víctor García
Director General de LA SINTESIS
LA “CAJA”: el rápidamente calculado bombardeo mediático ha rendido, al pensar de algunos, sus frutos: dólar a 3,29 y “rumores con trascendidos” de renuncia de funcionarios y feriados bancarios por delante. El tema pasó de la soja y el trigo, a la crisis internacional y, raudamente a la crisis argentina por la decisión de estatizar lo que nunca se debería haber estatizado: las jubilaciones.
Y nunca se debería haber pensado en estatizarlas porque nunca habría que haberlas privatizado, ¿está claro?. Esta medida, de ser aprobada, será reparadora y achicará notablemente la actuación de tantos y tantos empleados del Casino Central que tienen al índice Merval como adorado inspirador de nuestro futuro. “Debe ser fácil timbear con plata ajena”, decía el informante, experto en “holdouts” y “clubes de París” y no hubo más remedio que coincidir con él. “Dicen que fue un ´zarpazo´”, agregó en tono confidencial. “Sí”, contesté, “lo del año 1994 fue un verdadero zarpazo al régimen de reparto” y me introduje en un locutorio para tratar de saber qué se comentaba más allá de La Nación y Ámbito; de Macri y “Lilita”, tan consustanciada con la “tiranía K” como Jorge Lanata, “Pepe” Eliaschev, Joaquín Morales Solá y Nelson Castro, por estos días. Y, claro, más allá también de los radicales que “no destiñen”, acérrimos defensores del “sistema de reparto” años atrás, fervorosos e íntimos protectores de las “AFJP”, aunque con mucho disimulo, por estas horas. El presidente de la Convención Nacional de la UCR, Hipólito Solari Irigoyen, como tantos otros, repitió una manifiesta estupidez conceptual sobre el rol del Estado: “La intención es hacer caja, sin dudas la medida a la que es más afecta el peronismo”. Volveremos sobre el tema de la “caja” y quizás, alguien nos vaya explicando cuál es el problema tan preocupante de “tenerla”.
¿ARGENTINA SALIÓ DEL AISLAMIENTO?: entre tantas lecturas realizadas, en la semana que finaliza, uno se ha desayunado, por fin, de algunas buenas nuevas. Una de ellas, la importancia de medidas anunciadas en este confín del planeta, que han logrado sacudir a los mercados internacionales. La Argentina, aislada, vilipendiada, de fronteras cerradas y ceguera económica evidente, al “contrario de lo que sucede en Brasil”, ha logrado conmover al planeta, casi mucho más que la crisis internacional: el IBEX, índice de la Bolsa española se derrumbó por el temor que han causado las disposiciones que adoptaría el Estado argentino con fondos de jubilaciones y pensiones, privados. Aunque sigo leyendo y me voy dando cuenta de que no debe ser tan así, lamentablemente. Bajo el título de ese hermoso tema de Joaquín Sabina “Pongamos que hablo de Madrid”, me informo de que “Un día como hoy pero ayer cae la bolsa de Madrid y la oposición mediática nacional atribuye esa caída a la decisión del Gobierno argentino de nacionalizar el sistema previsional local. La crisis internacional que ayer hizo caer las bolsas de todo el mundo no tuvo nada que ver, ya que en Madrid el mercado tiene la capacidad de ´elegir´ por que situación ´caerse´ o ´alterarse´. Esta notable capacidad volitiva que detenta el mercado madrileño asombra a todos los economistas del mundo. No es para menos, veamos: para Clarín y La Nación hay dos crisis, una gigantesca en los países centrales, como no se ha visto en 80 años; otra mínima, en un pequeño país de América del Sur, que surge a partir de una decisión soberana que se encuadra jurídicamente dentro de los estándares europeos en términos de cobertura previsional y que no debería espantar a nadie en la mencionada comunidad. Lo groso es que el mercado madrileño tiene la capacidad autónoma, libre y soberana de orientar su ´caída´ hacia las causas que él (en tanto entidad dotada de voluntad) elige. Son grosos estos gallegos”. En definitiva, uno se convence de que esa caída (en plena "timba") debe ser por algo más importante que una decisión soberana de las autoridades de este país. CONEXIONES: ¿cómo hacer para conectar sucesos que nos superan con la realidad que nos rodea?. Hay un hilo conductor y es el mediático. De ello se ocupa Gerardo Fernández, en el blog undiaperonista: “Se ha trabajado tanto la cabeza del argentino que ahora aparece como lógico sospechar del Estado y confiar en los bancos. ¿Qué es lo que hace que se le tenga más confianza a bancos que se llevaron la plata de miles de argentinos en 2001 que al Estado? ¿Qué es lo que hace que una sociedad que vive quejándose del maltrato, la sobrefacturación y en muchos casos el pésimo servicio que brindan las empresas ´privadas´ de servicios, a la hora de decidir qué hacer con sus aportes para la jubilación elija bancos y financieras que han dado sobradas muestras de vampirismo explícito? Hay reflejos que no pueden ser otra cosa que producto de un piloto automático como las colas frente a las casas de cambio donde gente humilde, de trabajo, cree que se salva o se guarece del anunciado tsunami comprando trescientos dólares... Es una prédica de años, lo que no es poco. Una bajada de línea constante es la que ha formateado la conciencia de mucha gente para que ´reconozca´ el discurso privatista con la misma naturalidad con que el Windows reconoce un mouse o un teclado nuevo. Se le hizo creer a la gente que ´lo privado´ es no sólo ´mejor´ que lo público sino que también es más honesto".
GRAVÍSIMO: “que esas nociones campeen justo cuando los Estados en el capitalismo central salen a hacerse cargo de las consecuencias que deja la explosión de la burbuja financiera, verdadero ícono de ´Lo privado´... Gravísimo que se crea que lo que hace el Estado en los países centrales está bien y lo que se hace acá está mal, porque significa abjurar hasta de la posibilidad de gestionar un futuro distinto como sociedad, como país. Gravísimo que cuando pagamos un peaje no recordemos que esa ruta fue construida no por esa empresa que nos da un ticket sino por Vialidad Nacional... Gravísimo comprobar que tenemos una dirigencia empresarial incapaz de ponerse a pensar en términos nacionales y que en consecuencia vive del subsidio estatal mientras financia gurúes y comunicadores que emiten casi en cadena nacional una visión del mundo que si nunca se compareció con el capitalismo realmente existente en los países centrales, ahora, merced a las profundas transformaciones que se están viviendo, queda definitivamente a contramano de la historia. Gravísimo tener una dirigencia que asume su matriz cleptómana pues de dónde sino de su vientre salieron los gerentes que tantos destrozos le hicieron al Estado desde adentro. Gravísimo que, por ende, admitan implícitamente que su adicción al hurto les impide gestionar en beneficio del pueblo. Gravísimo que mientras las derechas del capitalismo central están debatiendo el rol del Estado del futuro, acá las mismas voces de siempre siguen vendiendo la panacea de lo “privado”, instalando actualizaciones en un software ideológico perimido para que se desprecie y rechace todo lo inherente a lo público. Para decirlo en lenguaje de computadoras: Siguen actualizando el Windows 95... La consecuencia de tanto manijeo no puede ser otra que una sociedad con fe ciega en los bancos, en las financieras y con serias sospechas sobre su propia capacidad de gestionar la cosa pública. O sea una sociedad que definitivamente perdió el rumbo, que perdió sentido como tal y que por ende si no reacciona está al borde del colapso. Y este desprecio por lo público, esta sospecha por lo que pueda hacer el Estado abarca todas las esferas. También se habla mucho de la necesidad de ´caja´ del gobierno ¿No debería asumirse esto de una buena vez y listo? ¿Cuál es el problema de necesitar caja? ¿No es medio loco que ´La Nación´ te corra con lo de la caja cuando, en todo caso, se la usa para pagar intereses de la deuda, o sea para ´Honrar compromisos contraídos por el país´ en tiempos de la dictadura militar?. Por último, tomemos el ejemplo de los medios: Si, por ejemplo, en un canal de Televisión levantan un programa, se lo comunicará como ´un cambio de programación´ y así será incorporado por la sociedad, como algo ´normal´. Ahora, si lo mismo ocurre en Canal 7 o Radio Nacional –como pasó con Víctor Hugo y Pepe Eliaschev- se habla de ´censura´ y toda la prensa que se miente ´libre´ e ´independiente´ monta campañas despotricando contra la tiranía K, pero nada se dice si a Jorge Halperín le dan un puntín en la radio de Clarín. Todo esto es producto de décadas de formateo ideológico. Les ha dado resultado a tal punto que hay personas bien pensantes que han llegado a plantear que prefieren ser esquilmados por banqueros antes que por el gobierno, lo que demuestra hasta dónde llega el lavado de cerebro”.
Fuente: La Síntesis de Saladillo
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