En la muestra del Papa Francisco (Museo de Arte Contemporáneo-Mar del Plata Abril 2014)
domingo, 7 de diciembre de 2008
Editorial de la Voz de Tandil: Encandilando la historia
Por Guillermo Liggerini
Seguramente hay otros asuntos que urgen. La crisis que acecha y los planes para contenerla, la delicada situación por la que atraviesa la cerámica Loimar, las demandas vecinales que no cesan por un mejor bienestar, volvieron a merecer la tapa de los medios. Empero, quedó en el aire lo que para algunos resultará una mera anécdota dentro de la cosmética lunghista, mientras que otros no es otra cosa que un atropello a la idiosincrasia tandilense. Su plaza del centro estuvo en el foco de la polémica.
Esta vez no por resultar el mítico escenario de manifestaciones populares. Ni para llamar la atención política, pedir justicia, ni por trabajo o reclamo salarial. Tampoco se festejaba un campeonato. La comidilla de los mentideros redundó en preguntarse por qué a Lunghi se le ocurrió que semejantes farolas iban a quedar bien en la plaza de todos. A quién consultó, con quien se asesoró.
Las explicaciones del gobierno no faltaron ni faltarán. Fiel a su costumbre tendrá respuesta para todo. Sin embargo, admiten por lo bajo que incluso hubo actores del propio seno lunghista que increparon semejante intromisión a uno de los sentires más caros del paladar tandilero, su plaza. ¿El Concejo Deliberante? Normal, votó por unanimidad sin tener demasiado en cuenta de lo que se trataba.
Confiados en que el gusto del pediatra hasta ahora siempre coincidió con el de la mayoría, se animan a casi todo, incluso desafiando al patrimonio que se ostenta proteger.
“Vas a ver la gente que viene a la inauguración”, contestan orgullosos ante cada inquisición por la treintena de luminarias modernosas que copó la plaza y contrasta con el espíritu de la manzana. Como si reunir una multitud fuese medida para fijar el buen gusto, y por determinada cantidad se calculara la razón que les asiste. (leer nota completa en La Voz )
Foto: publicada en la edición del domingo en la Voz de Tandil. Vemos al inquilino del palacio municipal en su actividad favorita (¿será la única que sabe hacer?) posar ante las nuevas luminarias de la Plaza Independencia. Es interesante analizar la mente del hombre: en medio de la crisis energética mundial en vez de priorizar recursos para obras que mejoren la calidad de vida de nuestros vecinos y ser eficientes, acá en Tandil-desde el vértice del poder comunal-se gasta a mano llena en obras que deberían ser consensuadas con la comunidad y que hoy por hoy no son necesarias. Tema para psicólogos y algún que otro vidente del pueblo. Seguimos insistiendo: confunden "administrar" con gestionar la comuna y el patrimonio de los tandilenses. Es lo que tenemos.....viejo Discepolín...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario