Según vecinos de la barriada, el cuasi candidato del Frente para la Victoria habría visitado el fin de semana el rancho de la vidente que en 1987 le auguró una resonante victoria a Menem sobre Cafiero en la última gran interna del peronismo. Fue atendido, mate de por medio, en la mesa de la cocina de la adivina, la cual todavía conservaba las fotografías de sus últimos tres clientes, los radicales Héctor Equiza, Daniel Binando y Juan Domingo Tati Loustau, que pusieron la cara en Tandil para la payasesca candidatura de Sanz que dejó colgado al trío correligionario vernáculo.“Les anuncié a los tres en esta misma mesa que ese Sanz tenía toda el aura negativa de un pelotudo importante. Pero no me hicieron caso, y así les fue…”, deslizó con crudeza la vidente.
Néstor Yoísmo Auza, que llegó solo al refugio de la pitonisa tandileña, no anduvo con rodeos a la hora de anunciar la encrucijada que en estos días lo desvela.
-Asiba, ¿me largo o no me largo? –preguntó con inusitada humildad.
-El problema es el taquito… -dijo un tanto herméticamente la anciana profetisa.
Auza, confundido, pidió que le aclarara los tantos.
-El taquito del mocasín que usas para elevar tu estatura. Desde esa altura, si te largás y fallás podés estrellarte contra el fondo del pozo. Será un golpe duro -aclaró.
-¿Y entonces? –preguntó el candidato a borde del desasosiego.
-Tu situación, muchacho, no es fácil. Si vas a la interna y la perdés con Escudero y sus muchachos, el bochorno será irremontable. Si la ganás, te espera Lunghi para hacerte picadillo con la ayuda de esos “compañeros” a los que les ganaste la interna. Y lo peor es que tu situación en el ajedrez es la del jugador ahogado: hagas lo que hagas, estás frito. Salvo que no te presentes a nada y decidas continuar tu carrera como monje trapense en el monasterio de Azul.
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La foto de de la Coca Sarli-una diosa-.
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