domingo, 8 de agosto de 2010

¿ Cuanto tiempo hace que venimos advirtiendo esto ?


Desde este atalaya del Parque Independencia-que tiene identidad política bien definida-venimos alertando a nuestros lectores sobre las miserabilidades humanas y sus consecuencias en la actividad política de la oposición en Tandil. No hablabamos en vano, ni estabamos meando fuera del tarro. Hoy, les acerco, la editorial del Diario La Voz de Tandil, que no hace otra cosa que resumir en pocas lineas el pensamiento de este humilde bloguero tandilense y militante político del justicialismo local.


Por Guillermo Liggerini "。Cómo que hay una reunión en el partido!。A nosotros no nos convocaron!", espetó una consejera del partido del Pj que no logra ni en tiempos de crisis -de fracaso tras fracaso- atemperar sus internismos y vedettismos. Es que en vísperas de la llegada de Diego Bossio (prevista para el sábado), su hermano Pablo propiciaba junto a algunos referentes del Frente para la Victoria, entre ellos el edil Néstor Auza, un encuentro partidario, con la supuesta venia del zigzagueante presidente, Raúl Escudero. Al parecer de los militantes ninguneados, dicho encuentro promocionado como amplio, no lo fue tanto, ignorando incluso a los integrantes del consejo partidario. El punto de encuentro de la convocatoria serviría para delinear estrategias comunes rumbo al año electoral que se avizora. Mal comienzo si la comunión pretendida terminó con los resquemores y rencores de aquellos que no se sienten. "Lunghi se comportó muy bien, no como el justicialismo que quiso usar políticamente a los ocupas para intentar -sin éxito- limar al Intendente". Palabras más, expresiones menos, las declaraciones le pertenecer al ex concejal y actual titular de Smata, César Trapote, quien tras guardar silencio durante todo el conflicto y anoticiado del fallo judicial favorable a sus pretensiones, salió con los tapones de punta para achacarle a los suyos, si como suyos se los puede encuadrar al ex intendente Gino Pizzorno y el ex edil Carlos Mansilla, dentro del amplio y por momentos difuso abanico justicialista de la cual el gremialista se siente parte. Llamativamente el dirigente sindical prefirió dedicar gran parte de su discurso al reproche intestino de siempre, fagocitando las diferencias internas y dejando bien parado al oficialismo radical. Obviando responder qué hizo o dejó de hacer el gremio durante tres décadas para que sus afiliados no tuvieran la casa prometida. En definitiva, los únicos perjudicados en esta controvertida historia de aprietes, especulaciones y dramas sociales. Un par de escenas, un conglomerados de declaraciones altisonantes sirven, alcanzan, para denotar en qué anda lo que representa la "amenaza" electoral del lunghismo. Poquito, casi nada, de ingenio, coraje y audacia para representar una oposición acorde a los tiempos hegemónicos que reinan en el Tandil soñado pergeñado por el pediatra que irá por otros cuatro años más de contrato de trabajo de intendente. Ni en el mejor de los sueños el radicalismo creía que se les iba a hacer tan fácil gobernar. Ya no sólo por sus propias virtudes, el viento de cola económico y la mar en coche, sino por una oposición que lejos está de mostrar virtudes que los coloque como una alternativa de poder, a pesar del lógico desgaste de los siete años de gestión transitados. Las ambiciones pasan por colocarse lo más cercano al que hoy tiene la manija de la puerta al poder central. Será Bossio, será Scioli, cualquiera servirá para coquetear no con el ánimo de posicionarse como referente local en pos de competir con Lunghi, sino con el afán de un cargo provincial y/o nacional que les permita retener una porción del poder interno en tiempos de cólera. Así, se los evidenciará más interesados en encontrar los recovecos en la estructura kirchnerista para postularse como aspirante a ocupar una diputación o senaduría. De Tandil, nada. Ningún interés, por caso, en discutir sobre el anuncio de la creación de un fideicomiso, en la plusvalía urbana o el retraso en el comprometido plan de ordenamiento territorial, apenas algunos arrebatos espasmódicos, timoratos y hasta a destiempo, por el debate del déficit habitacional. La teoría en que se basan los actuales ediles para hacer lo que hacen es en reseñar en cómo quedaron expuestos Carlos Mansilla y Corina Alexander, por citar dos claros y contundentes ejemplos. Aquellos perfiles emprendieron una furibunda oposición que les valió la incineración electoral por aquellos tiempos y fueron rechazados por la propia dirigencia que ostentó un recambio. Ahora, con el paso de los años, se los recuerda con mayor simpatía. Al menos se mostraban, se exponían y ejercían el rol que se les encomendó, el de la oposición, que pocas veces conoce de alegrías y felicitaciones. Los actuales componentes del arco opositor legislativo, en cambio, no se los escucha. Aguardan los designios del más allá (el más allá redunda en el poder central). Hacen la plancha por temor a quedar como aquellos, sin medir que este rol decidido los llevará a peor circunstancias, la de la intrascendencia. Hoy el contrapoder se pretende ejercer desde un organismo nacional como la Anses o la Universidad. Pero nadie se expone en la trinchera concejalicia. Creer, como lo ocurrido ayer en La Movediza, con la inauguración del playón polideportivo, donde se copó el acto y se incomodó al jefe comunal, es no entender nada, o al menos no comprender por dónde se inclina el voto tandilense. Así, el radicalismo va confiado por otro mandato sin moros en la sierras.
Foto: ABCHoy

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