El cinismo
del traidor
(Por Melquíades Kafka) Cebado por las encuestas que lo veneran, el traidor congénito Julio Cleto Cobos que –por fundamentalismo K- devino en héroe nacional, acaba de pisar en falso. Porque una cosa es votar en contra de su propio gobierno en aras, como dijo, de la pacificación nacional y otra muy distinta es ir a exhibir su victoria al terreno del adversario.
“Mostró la hilacha”, dirían las comadronas en el barrio. Porque Julio Cleto Cobos, el vicepresidente que en 2007 traicionó a su partido, el radicalismo, para convertirse en un mercenario K, y que hace un mes reincidió en una actitud que en democracias serias le hubiera valido el descrédito y la jubilación, hoy sobreactuó su “independencia” como líder de la Desconcertación Singular. Se apareció por la Sociedad Rural, donde el gobierno prohibió la visita de todo funcionario y hasta proscribió, en un infantilismo que espanta, la presencia de los granaderos.
Claro, la paquetería rural –encargada desde siempre de insultar a todo funcionario en su sacrosanta fiesta- lo aplaudió como si estuviera en presencia de John Kennedy. Ovacionado y orondo, su actitud se parece más a una provocación al gobierno que a una visita de cortesía protocolar.
El hombre que ayer nomás dijo que su “voto no positivo” formaba parte del pasado, (hay que ser pusilánime para decir “mi voto no es positivo” y no decir “mi voto es negativo”), hoy volvió en tiempo presente para enfurecer aún más al kichnerismo, que lo detesta pero no tiene margen político para meterle una tremenda patada en el culo. La merece. Aunque la sociedad argentina, ávida en la compra de los buzones que le vende la Patria Mediática, lo haya entronizado, por ahora, en el Altar del Patriota Digno.
La visita de Cleto Cobos a la Rural, además de patinar en la demagogia berreta, lo mostró tal cual es: un oportunista de la peor calaña. Un cínico, como bien lo definió Aliverti.
Con personajes de esta estirpe lacaya, mejor que a la presidenta le vaya bien en el dubitante gobierno que heredó del desmesurado K.
El Observador se tomó un pequeño descanso en la comarca del Alberto (un decir, en la tierra de los Rodriguez Saa), y vuelve con más energía que nunca. Buzeando por los portales "amigos" e inteligentes que pululan en la Web-entre ellos la Tandilura dirigido por un funcionario del oficialismo radical de la city tandilense-nos pareció de perfecta elaboración el que transcribimos más arriba. Ya estamos calentando los motores para clavar el aguijón en la casa del Leviatán local. amén
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