El Observador, escucha empedernido en la city serrana, ha sido abrumado por los rumores del nivel de trabajadores en negro en la Aldea, y fundamentalmente en el rubro gastronómico; los rumores de pasillo indican que dos reconocidos empresarios de la gastronomía local, ambos de origen foraneos, mantienen a su personal por debajo de lo que indica el Convenio de la actividad, y no paga horas extras. Amén de la discrecionalidad a la hora de liquidar los sueldos: de acuerdo a la cara del candidato les paga. El otro, es más grave la cosa, se comenta-no hemos podido acceder in visu a las pruebas- mantiene un grupo de hermanos peruanos en situación de "siervo de la gleba"; paga por debajo del convenio y descuenta la presunta propina de los clientes para liquidar los sueldos. Este bolichero de ojos achinados no solamente decide que la propina es parte del salario sino que también le incorpora como salario la Asignación Universal por hijo que el Estado Nacional le paga a los padres de menores de 18 años. ¿Qué pasa con los controles de la subsecretaría de trabajo provincial y el municipio- en particular- sobre estas familias peruanas? Sería interesante que se investigue el rumor que cada día es más fuerte en la calle.
No quisieramos pensar que alguno de los nominados a Explotadores siglo XXI, cuenta con alguna preferencia oficial. Le damos una pista: el día de la inauguración estaban todos los caretas que siempre se reunen en estos eventos bizarros; y pensar que hasta el paisano se dió el lujo de hacer escribir un libro al libretista del intendente Lunghi sobre el mítico bar que otrora posaba sus petates sobre esa histórica esquina tandilense. Informó, desde la cima del Parque Independencia, el Observador
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