Ojalá......

OJALÁ: que se despejen todas y cada una de nuestras rutas ( ¿nuestras o de los concesionarios de los peajes ? ). Que alguien aproveche estas horas por venir para llamar al sentido común que permita iluminar con propuestas ese inmenso espacio ocupado por la altanería la prepotencia, la ilegalidad y el desasosiego de la población. El país no se derrumba ni está en llamas. Aquellos y aquellas que mantienen su discurso de catástrofe y conspiración permanente bien harían en permanecer callados. Hay muchísima gente que todavía no sabe muy bien “de qué se trata”. Y no entiende lo que está sucediendo. Otros sí lo saben mientras recitan encendidas composiciones gramaticales, renovando medidas de fuerza o encerrándose cerca de una mesa demasiado “chica”. Otros, desde estamentos de gobierno, hablan de que “no es el tiempo para los tibios”, convirtiendo su expresión es una certeza : la gente ya dejó la tibieza. En pleno invierno y con temperaturas bajo cero, está más que caliente, a estas alturas, con tanta idiotez conjunta. De uno y de otro lado. De allá y de acá. Con tanta soberbia. Con tanta intransigencia. Con la leche derramada, más allá de intencionalidades. Con algunos que piensan que somos muchos aún los que comemos vidrio. Lo que para algunos puede parecer verosímil pero no es verdadero. De lo que no parecen existir dudas por estas horas es del agotamiento que produce en gran parte de la sociedad, observar increíbles escenas y escuchar palabras hirientes. Hay que reafirmar que esta disputa no es entre iguales. Es entre un sector de la economía y el Gobierno nacional. Pero ya no son las retenciones móviles. La única retención que está en discusión es la de la inteligencia. No aparece. Alguien la retiene. Entonces, hay que reafirmar, sin temor a equivocarse, que también es verosímil y verdadero, que los actores, los sectores en pugna, son iguales. Necios, por igual.

Fuente: por Alberto García - La Síntesis