Parque del Bicentenario. 11.30 hs del domingo. El sol estaba a pleno. Motivo: recorrer el faldeo y monte de pinos de la zona aledaña al Parque. Partimos desde el estacionamiento y sorteando las construcciones que avanzan sobre las sierras vamos subiendo el cerro. El panorama de flora y fauna autóctono es desolador. En cada recorrida se nota el deterioro de la zona, gracias a la incesante labor del "enemigo nro uno" del paisaje serrano: el municipio de Tandil y su "guillotín" francés, el director de parques y paseos. Todo amparado bajo el lema de un Tandil Soñado por la parte más oscura y tenebrosa que anida en el ser urbano tandilensius.
Los mayorcitos no nos queda más remedio que rememorar aquellas salidas-aventuras a las sierras de las ánimas cuando cruzabamos el arroyo de la calle Alsina por el puente peatonal y nos internabamos por el otro cerro destruído por el animal urbano, el Cerrito, camino a las Ánimas. O esas otras salidas los miércoles a la tarde, que no teníamos clase en el San José y nos encaminabamos a la Quinta de los Curas ( la San Gabriel ) cruzando por el hoy fondo del Lago del Fuerte. Toda naturaleza. La belleza quedó en nuestra retina. Hoy sufrimos al ver la destrucción de los faldeos de las Sierras tandilenses. Hay responsables objetivos: gobiernos municipales desaprensivos y una porción silenciosa de los vecinos que viven dando la espalda a la maravillosa obra que nos dió la naturaleza a los tandilenses. Así están las cosas. No nos daremos por vencidos, los vecinos que amamos a las sierras y su vegetación endémica y la fauna que la habita. Persistiremos en la difusión y la pelea por la preservación de una naturaleza que nos prestó su habitat, y que los hombres se creen dueños del mismo.
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